Registro Tláloc / Primero Otis, ahora John; pobre Acapulco
Ramón Aguirre Díaz
NACIONAL 13 Registro Tláloc Ramón Aguirre Díaz ramon.aguirre.21@gmail.com Primero Otis, ahora John; pobre Acapulco • En el caso del huracán John, categoría 3, el problema no fueron los vientos, que alcanzaron los 200 km hr, sino la cantidad de agua que se precipitó. Se ha comentado que los ciclones tropicales generan mayores beneficios que perjuicios cuando impactan alguna región, no obstante, con los problemas que estos fenómenos meteorológicos han generado recientemente en Acapulco, se trata de una afirmación que habría que matizar. Hablando de los beneficios que aportan estos fenómenos meteorológicos, lo primero que debemos poner sobre la mesa es el hecho de que, sin ellos, el centro-norte y norte de nuestro país sería un gran desierto. Ni más ni menos. Sin su presencia, el agua que llegase a precipitar sería muy escasa, incluso nula para estados ubicados en el centro como Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Durango o San Luis Potosí. Este simple hecho nos hace ver que, efectivamente, los beneficios de las tormentas tropicales y huracanes son muy altos. Beneficios que se traducen en el agua que aportan y que permite el llenado de presas y almacenamientos, la recarga de acuíferos, la limpieza de los ríos, la eliminación de contaminantes, todo ello fundamental para la vida, la economía y, en general, el sostenimiento de los ecosistemas de una región. Algo fundamental, pero difícil de evaluar claramente, como lo es el hecho de que el país pasó, con las recientes lluvias, de tener 58% de su territorio con sequía severa, a tan sólo 14% el pasado 15 de septiembre que corresponde al último dato aportado por la Conagua . Pero veamos la otra cara de la moneda, los daños provocados por el huracán Otis que impactó a Guerrero en octubre del año pasado, derribó líneas eléctricas, arrancó árboles de raíz, desató torrenciales inundaciones, deslizamientos de tierra y ocasionó daños en el bosque tropical. Un huracán categoría 5, con vientos máximos sostenidos de 270 km h y ráfagas de 330 km h, que generó daños a 80% de los hoteles de Acapulco, a 274 mil viviendas, más de 47 mil negocios. Un huracán, Otis, que más que grandes cantidades de Sin los huracanes, el centro-norte y norte de nuestro país sería un gran desierto. 80 POR CIENTO de los hoteles de Acapulco registraron daños tras el paso del huracán John. agua se precipitaron 350 mm , lo que más daño generó fueron los vientos, pues dejaron devastada la zona, de tal forma que un año después, cuando se presentó el huracán John se encontró con una cuenca sin la vegetación y el arbolado suficiente que permitiría retener las aguas, quedando vulnerables las zonas urbanas. En el caso del huracán John, categoría 3, el problema no fueron los vientos, que alcanzaron los 200 km hr, sino la cantidad de agua que se precipitó. Sólo en el estado Guerrero, John ha dejado al menos 20 personas muertas, cinco desaparecidas y localidades de 69 municipios incomunicadas, 736 viviendas colapsadas, 197 derrumbes, 15 socavones, tres puentes destruidos y la afectación de 143 carreteras y caminos. Una muy mala fortuna se ha presentado en Acapulco, porque el huracán Otis pegó donde más daño podría provocar, en las costas nacionales del Océano Pacífico y, un año después se presentó otro con una descarga de agua tres veces mayor que Otis y dos veces mayor que otros huracanes que también hicieron historia como Paulina en 1997 e Ingrid y Manuel en 2013.